El maltrato en la población geriátrica, valoración por los profesionales de enfermería.

  1. Begoña Pellicer García 1
  2. Raúl Juárez Vela 2
  3. Óscar Fernández Alquézar 3
  4. Elías Gracia Carrasco 4
  5. Jaime Ayuda Bosque 5
  6. Enrique Miguel Martínez Ayala 6
  1. 1 Centro de Salud de Andorra (Teruel). España
  2. 2 Universidad de La Rioja, España
  3. 3 Servicio Aragonés de Salud
  4. 4 Centro de Salud de Andorra del Servicio Aragonés de Salud (Teruel). España
  5. 5 Centro de Salud de Andorra del Servicio Aragonés de Salud (Teruel).
  6. 6 Centro de Salud La Fuentes Norte, Zaragoza, España
Revista:
Revista Sanitaria de Investigación

ISSN: 2660-7085

Año de publicación: 2022

Volumen: 3

Número: 6

Tipo: Artículo

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Repositorio institucional: lock_openAcceso abierto Editor

Resumen

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define el maltrato como “un acto único o repetido que causa daño o sufrimiento a una persona de edad, o la falta de medidas apropiadas para evitarlo, que se produce en una relación basada en la confianza”. Para la sociedad es difícil comprender que este hecho pueda ocurrir, y en la población anciana no suscita la misma atención social como cuando se perpetra en la población infantil, sin embargo, su prevalencia es similar. Los cambios sociales y económicos han contribuido a debilitar las redes familiares y comunitarias. Los equipos multidisciplinares que atienden a la población anciana están obligados a notificar e intervenir con las autoridades correspondientes, velando por los derechos humanos y fundamentales de los ancianos y proveer sus cuidados. La prevalencia de sospecha de maltrato en ancianos ronda en torno al 11,9%. Los presuntos perpetradores de estos malos tratos suelen ser la propia familia de la víctima, ocurriendo en el domicilio familiar. Es un problema de gran magnitud, el cual no se puede ni se debe ignorar. Una gran limitación que se nos presenta es la inexistencia de escalas validadas, directas para diagnosticar un maltrato en los ancianos. La profesión enfermera tiene un papel importante en la detección del abuso, no solamente mediante la observación y valoración, sino además de reconocimiento por medio de entrevista tanto al paciente, cuidador como al entorno para determinar factores que puedan constituir un riesgo. La prevención tiene que orientarse hacia la familia, comunidad y entorno. La población ha de conocer los recursos disponibles y existentes. Creemos que, con la posesión de la escala y junto con nuestros conocimientos y actitudes como profesionales de enfermería, nuestras actuaciones serán mucho más efectivas que en la actualidad.