Tras las celosías del Convento de Santa María de Cádiz(las monjas de la Concepción y la confesionalización de la urbe atlántica 1500-1666)

Resumen

Hablar del monasterio de Santa María en Cádiz y de su comunidad concepcionista no es dedicarse al estudio de un grupo de féminas meramente entregadas al ministerio de Dios sino interesarse, entre otras cosas, por las circunstancias en las que se encuentran la religión y la Iglesia durante el periodo de las Reformas. En este contexto de cambio, hemos elegido reflexionar sobre la conventualidad femenina, más particularmente sobre la Orden de la Inmaculada Concepción (O.I.C), una orden exclusivamente española dedicada al Misterio de la Concepción de la Madre de Dios. Pese a su incapacidad de evangelización, un convento de clausura perteneciente a la Orden Segunda no excluye esa dimensión social y política que recoge el concepto de confesionalización. Al contrario, permite fijarse en un grupo de mujeres habitualmente alejadas del análisis histórico, apartadas de lo político por su “irrelevancia” histórica, salvo contadas excepciones. Tras las celosías del convento de Santa María encontramos el material idóneo para esbozar el proceso de confesionalización de la urbe atlántica en la Época Moderna. Escribir la historia del primer convento de Cádiz, como la de cualquier otro, no es sólo hablar de espiritualidad y hábitos religiosos sino ofrecer otra representación de la ciudad. Partimos, de forma algo paradójica, de los cierres de la clausura trazando, tanto a nivel político como cultural, espiritual como social, los quehaceres del cenobio, de sus familiares y vecinos, muchos de ellos involucrados en los órganos de poder de la urbe marítima. El monasterio de las concepcionistas de Cádiz se asienta en ese espacio atlántico que despunta por su peculiar situación geopolítica y su amplia diversidad confesional. Adoptar la noción de “sociedad de frontera” como categoría de análisis para el estudio conventual, observar el lugar como espacio de tensiones en el que los actores participan – muchos de ellos parientes de las monjas – desvela una zona rica en interacciones productora de lazos sociales y políticos. En otras palabras, el estudio conventual se circunscribe en esa realidad social asentada en la fe y su práctica como signo y codificación en lo político y en lo cultural.