La Casa Real y la política en la corte de Fernando VI y Carlos III.Fernando Silva Álvarez de Toledo, Duque de Alba
- José Luis Gómez Urdáñez Director
Universidad de defensa: Universidad de La Rioja
Fecha de defensa: 17 de abril de 2015
- Gloria Ángeles Franco Rubio Presidente/a
- Isabel Martínez Navas Secretaria
- Juan Manuel Santana Pérez Vocal
Tipo: Tesis
Resumen
Esta tesis doctoral expone la forma de hacer política en la domus regia mediante la biografía del XII duque de Alba, don Fernando de Silva Álvarez de Toledo. El trabajo de investigación comienza con un amplio estado de la cuestión en el que se exponen las fuentes historiográficas que han dado a conocer al personaje, la utilización del género biográfico que permite analizar al sujeto en todas sus dimensiones y el uso de la historiografía como herramienta para el estudio de las fuentes documentales y bibliográficas utilizadas. La biografía de don Fernando de Silva demuestra su capacidad de acción e influencia política desde el ejercicio de puestos propios de la alta nobleza, gracias a su conocimiento y adaptación a la realidad política, social, económica y cultural de la domus regia en la que vivió. El relato de su cursus honorum en la Corte de los Borbones, cuyo epicentro de poder era la ¿gracia real¿, lo obtuvo a través de su participación en la red de relaciones preferentes del marqués de la Ensenada y en la creación de su propia ¿cofradía¿ con la ayuda de don José de Carvajal. Hay que destacar que la base documental utilizada es la correspondencia epistolar tanto inédita como publicada, que permite ver la fuerte interrelación entre lo público y lo privado, que hizo que su capacidad política fuera más allá del ejercicio de los cargos que logró ostentar dentro de las Casas Reales, los Consejos y el Ejército. Así, el acceso a los principales hombres de gobierno y su dominio de las formas de sociabilidad cortesanas le permitieron llegar a la total confianza de Fernando VI y de Bárbara de Braganza, con lo que jugó un papel clave en la configuración de su segundo gobierno, tras la muerte de don José de Carvajal y la caída del marqués de la Ensenada. Su fuerte influencia sobre el monarca le hizo sospechoso de pretender convertirse en valido y le relegó a un segundo plano político con la llegada al trono de Carlos III. La inclusión del conde de Aranda y de don Manuel de Roda en el círculo de confianza del nuevo rey le devolvió a la primera línea política como consejero y al favor real como mayordomo mayor honorífico con plaza en todos los Reales Sitios. En definitiva, una particular y eficaz forma de servicio a la Monarquía y a sus intereses que le permitió una gran influencia política, que se materializo en cargos y honores con los que recuperó y engrandeció la posición de su familia en la Corte.