Manual de educación para príncipesSanto Tomás, Erasmo y Maquiavelo

  1. González Criado, Eduardo
Dirigida por:
  1. Javier Vergara Ciordia Director/a

Universidad de defensa: UNED. Universidad Nacional de Educación a Distancia

Fecha de defensa: 30 de noviembre de 2015

Tribunal:
  1. Francisco Calero Calero Presidente/a
  2. Xavier Laudo Castillo Secretario/a
  3. Alejandro Martínez Sobrino Vocal

Tipo: Tesis

Resumen

El presente trabajo de investigación se centra en la evolución que la educación política experimentó durante la transición de la Baja Edad Media al primer Renacimiento, centrándonos para ello en las obras de tres autores de peso como son Tomás de Aquino [1225-1274], Maquiavelo [1469-1527] y Erasmo de Rótterdam [1466-1536]. Las aportaciones de dichos autores supusieron una nueva concepción no solo en la educación y filosofía política de su tiempo, sino en la base de una formación política ulterior entendida como el ideal de perfección al que toda sociedad aspira, siendo aquí donde radica su importancia y calado. Desde la teoría de las dos espadas hacia el humanismo tardomedieval, se redimensiona la sociedad en una preponderante laicidad, apertura hacia el bipartidismo renacentista que ve en el uso del poder ora un medio hacia la virtud y el bien común, ora un fin en sí mismo creando así la llamada “razón de Estado”. Atendiendo a razones cronológicas comenzamos el análisis de una obra secundaria del ideario tomista, datada entre 1265/1266: De regno o De regimine principum ad regem Cypri. En ella se plantea la temática de los tratados de educación de príncipes (origen y legitimación del poder, ejemplaridad del gobierno y su necesidad), aportando la idea aristotélica de sociedad como estado natural del ser humano frente a la concepción altomedieval que tildaba al gobierno de antinatural consecuencia del amor dominandi. Asimismo incorpora la idea de subordinación de la sociedad ante la persona a fin de que logre su perfección integral. Por último, incide también en la dependencia de las leyes humanas frente a las divinas. El segundo de los pilares, fiel heredero del anterior Tomás, se personifica en Desiderio Erasmo y su Institutio principis christiani que refuerza la sociabilidad natural humana, la educación del príncipe como ejemplar virtuosismo a seguir y la figura de un gobernante paternal tendente a la perfección propia de quien practica la virtud. Finalmente Nicolás Maquiavelo y su El príncipe ofrecen una postura diametralmente opuesta a la virtud moral presentada en la política ejemplarizante de los otros dos autores. En su lugar, aboga por un craso pragmatismo desde el que entender el fin de la acción política como la permanencia en el mismo, alejándose para ello del bien común, las virtudes, la humanidad y la propia religión. Conjuntamente a estas tres obras, se ha estudiado un amplio elenco de fuentes secundarias con que dotar de un sólido marco contextual a toda la investigación. Muestra de ellas, son las nombradas en el cuerpo de la tesis y la bibliografía final. A modo de conclusión, se deduce un doble vertiente que a partir del siglo XVI deriva en la impronta cristiano-tradicional centrada en la virtud y el bien común como razones suficientes para la acción política; y una posición más estatista y laica que justificará la práctica política como consecuencia de la necesidad de la razón de Estado, la utilidad y la búsqueda del poder.